Hay en Dinamarca una ciudad que lleva el nombre de Odin, el gran jefe de los dioses paganos de la mitología nórdica. Solo ese detalle ya debería inspirarnos a viajar a Odense, un destino modesto y bonito, con sabor medieval y lleno de zonas verde, dotado además de una vida nocturna sorprendentemente animada.
SIn embargo, lo que da realmente fama a Odense es el hecho de ser la ciudad natal de Hans Christian Andersen. Todo el mundo que visita este lugar pasa por la casa donde nació en 1805, un museo que incluye una biblioteca de obras de Andersen y grabaciones de audio de algunos de sus más conocidos cuentos leídos por Sir Laurence Olivier. No faltan sus boletines escolares, manuscritos inéditos y dibujos de sus viajes, entre otras muchas cosas.
El paseo por el encantador casco histórico de Odense nos depara otros tesoros como la Iglesia de San Canuto (St.Knuds Kirke) y, un poco más al sur, el fantástico museo al aire libre Den Fynske Landsby donde se levantan edificios del siglo XIX y se recrea la vida de la ciudad en esa época. No lejos de allí, río abajo, nos espera el Parque de Munke Mose y el Zoo de Odense. No existe un safari africano ubicado más al norte que éste.
Al oeste del centro se encuentra el Brandts Arts Complex, antes una gran fábrica textil y hoy un complejo que cuenta con una escuela de arte, cine, biblioteca de música y tres museos: el Kunsthallen, el Museet de Fotokunst y el Danmarks Mediemuseum.
Queda todavía algo que hacer y disfrutar en Odense: la comida. Esta ciudad no solo acoge el afamado festival gastronómico Spis! sino que pasa por ser uno de los mejores destinos para probar la cocina danesa.
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