No todas las posesiones de la familia Grimaldi se concentran en el pequño y opulento Principado de Mónaco. Algunas de ellas se levantan en bellos e impresionantes lugares de la cercana Costa Azul, en territorio francés, Como por ejemplo el Castillo de Roquebrune.
El Chateau de Roquebrune fue construido en el siglo X por Conrado I, el primer conde de Ventimiglia. Esta fortificación sirvió para defender la frontera occidental de sus dominios feudales y repeler los frecuentes ataques de los piratas sarracenos que en esa época asolaban el Mediterráneo occidental. Su emplazamiento es impresionante, sobre una gran peña que corona la aldea de Roquebrune-Cap-Martin.
El castillo es conocido también en la zona como Château des Grimaldi, el castillo de los Grimaldi, que compraron la fortaleza y las tierras que la rodean a la República de Génova en el siglo XV. En 1921 el conjunto fue adquirido por un millonario británico llamado Sir William Ingram, que después lo donó a la ciudad. En la actualidad el castillo está gestionado por un ente público y considerado monumento histórico.
La visita a Roquebrune supone un verdadero viaje a la época medieval: la impresionante sala ceremonial, la sala del trono, la plaza de armas… Y todo con una cuidada decoración qu erespeta el legado histórico con gran fidelidad.
Pero sin duda lo más espectacular y apreciado por los visitantes es la ronda que discurre sobre las murallas y que nos descubre unas magníficas vistas panorámicas de todo el pueblo y de la costa.
Roquebrune se encuentra a medio camino entre Mónaco y Menton, con un fácil acceso desde la autopista D23 que recorre la Costa Azul.
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